Durante la Guerra Fría, y bajo la tutela de Estados Unidos, en Europa occidental se forjó una región industrializada y próspera, capaz de hacer frente al desafío soviético, poniendo en pie un Estado del bienestar, para intentar alejar a los trabajadores de toda inclinación hacia el comunismo.
Sin embargo, en el Mayo del 68, la juventud que más se había beneficiado de toda aquella bonanza se alzaba contra el sistema desde posiciones procomunistas. Además, la crisis del petróleo de 1973 puso en jaque lo que muchos consideraban el milagro económico de los ôtreinta años gloriososö. De esta forma, la Escuela de Chicago acabó por hacer hegemónica su ideología, y el Neoliberalismo se impuso en países altamente desarrollados, como Gran Bretaña con Margaret Thatcher o Ronald Reagan en los Estados Unidos.
Definitivamente, la caída del muro de Berlín, permitió al liberalismo desarrollar el proyecto de globalización en el que vivimos, camino por el que la élite mundial decidió apropiarse de los inmensos recursos desarrollados durante las décadas pasadas.