El primer día que tuve que limpiarle el culo a mi padre, me mentí diciéndome que era igual que cuando se lo limpiaba a mi hijo. Me lo repetía como quien está a punto de correr para darse impulso y saltar.
Es lo mismo.
Pero no. No es lo mismo.
Si Pedro Simón fuera un panadero, diríamos que la masa madre de sus novelas son las relaciones familiares. Un ingrediente aparentemente sencillo y abundante pero absolutamente fundamental en la historia de la literatura. Tras ganar el Premio Primavera de Novela con Los ingratos, una historia que ha conmovido a decenas de miles de lectores, volvió a apuntar al corazón con Los incomprendidos.
Sin que se nos haya aflojado el nudo en la garganta, el autor nos ofrece ahora su novela más difícil pero también más universal: ¿cómo se enfrentan los miembros de una familia a la inevitable decadencia y muerte de sus mayores?