Amnesia política, partitocracia, posfranquismo... en los últimos años se escucha con frecuencia que esta es la verdadera realidad de lo que ha dado en llamarse el régimen del 78. Sin embargo, durante varias décadas predominó la idea de que, con la vigente Constitución, fruto del consenso de la Transición, se había dado un gran paso para superar muchas de las lacras que aquejaban históricamente al país. Una Constitución que permitió la construcción de un Estado social, la creación de un verdadero sistema de derechos y libertades y una descentralización equiparable a la de cualquier sistema federal, además de propiciar nuestro más largo período de estabilidad democrática. Sin soslayar todo lo que es mejorable o queda por hacer, que también se aborda en las páginas de este libro, Roberto L. Blanco Valdés desmiente en él esas visiones negativas interesadas o ingenuas, y presenta un documentado análisis del estado de la democracia española y una elocuente vindicación de la que, a día de hoy, ha demostrado ser la mejor España de nuestra historia.