No cabe duda de que Valentine Besson, es apreciada por todos los vecinos de su pueblo. La relación con sus principales allegados, sin embargo, es más compleja: sus hijos y su nuera parecen resentidos con ella por haber derrochado la fortuna de su difunto esposo. Cuando Rose, su criada, es envenenada con arsénico, la anciana, convencida de ser el auténtico objetivo del crimen, decide pedir ayuda al inspector Maigret.