A punto de cumplir los doce años, Leticia, huérfana de madre, se traslada con su padre, un militar que acaba de regresar de la guerra de Mlarruecos, y con su tia Aurelia a Simancas (Valladolid). Allí, la niña, dueña de un talento extraordinario y de sorprendente madurez, recíbirá clases de música en casa de Luísa, una mujer hermosa y «mundana» -en palabras de Leticía-, con !a que entablará una estrecha amistad. Daniel, marido de Luisa, entra en la vida de Leticia cuando comienza a darle clases para no desaprovechar el gran talento de la niña.