Relato casi impresionista, lírico al fondo, a veces humorístico, Mientras fue verano es una reflexión sobre el paso del tiempo en una sociedad que parece acabar con el siglo, en la que todo fluye y se transforma: ciencia, política, cultura, incluso religión.
Mezclando realidad y fantasía, el autor cuenta la entrega del testigo generacional dentro de una familia. Como escenario, la cita anual en el casón veraniego, una meseta sobre el mar, símbolo, contrapunto y sismógrafo que registra el latido del clan.
La novela empieza por el final, en plena actualidad. Técnica de pirámide invertida, tan de periodísta, con desarrollo en cierto modo ácrono, que aún en su frescor de estreno revela bien, no obstante, la mano de quien, como Greciet, ha escrito mucho y vivido más.