Construido a partir de sus recuerdos como periodista, el nuevo libro de Fernando Delgado tiene mucho de memoria personal, aunque se centra sobre todo en los otros y en particular en los exiliados de fuera o de dentro los habitantes del llamado exilio interior y su círculo de amigos que fueron reintegrados a la vida colectiva a lo largo de la década de los setenta, entre el tardofranquismo y los inicios de la democracia. Con la mirada, dice el autor, de un cronista de cercanía que tuvo el privilegio de tratarlos o de conversar con ellos en aquellos años inaugurales, Delgado traza sus retratos y recuenta sus palabras, en un relato articulado en torno a la figura de Vicente Aleixandre que desde su ya mítica residencia de Velintonia tejió una vasta red de afinidades. Emociones, impresiones, gratitudes o desafectos pasan por estaspáginas donde comparecen nombres fundamentales de la España peregrina como Francisco Ayala, Max Aub, Rosa Chacel, Rafael Alberti, Manuel Andújar, Juan Marichal, Tomás Segovia o Ramón Gaya, junto a otros como Gil-Albert, Pérez Minik, Cano, Bousoño, Aranguren, Gullón, Nieva o García Baena que reflejan, en sus evocaciones o anhelos de entonces, el nuevo aire de la época.