Pato y Ganso tienen que esforzarse por llevarse bien. Al principio, a Pato no le gusta mucho Ganso, y a Ganso no le gusta Pato. Pero ambos quieren el huevo que cada uno reclama como suyo. A medida que los dos cuidan de su huevo y hacen planes para el futuro, llegan a apreciar los puntos fuertes del otro. Y cuando un pájaro azul señala que en realidad no es un huevo, sino una pelota de lunares, ninguno se inmuta. Al fin y al cabo, es una pelota preciosa...