Como todas las creaciones que pulsan los resortes más escondidos del ser humano, la figura de Peter Pan, el niño que no quería crecer, no ha cesado de agigantarse en el imaginario del hombre moderno desde que en 1911 James M. Barrie (1860-1937) publicara en forma de narración la obra de teatro que siete años antes había alcanzado ya inmenso éxito en Londres. Animado por personajes de una capacidad de sugestión que poco tiene que envidiar a la del propio Peter Pan como Campanilla, Wendy o el capitán Garfio-, el magistral relato concebido por Barrie participa tanto del cuento de hadas como de la novela de aventuras, la crónica de piratas y la leyenda popular, y encarna verazmente sueños infantiles nunca del todo olvidados.