A finales de 2015 entró en vigor la ley española que permitía a los descendientes de
los judíos expulsados en 1492, los sefardíes, acceder a la nacionalidad española.
¡Cuánto os hemos echado de menos!, aseguró entonces el rey Felipe VI. Aquel
discurso accionó un clic en la mente de Pierre Assouline, que puso en marcha un
doble proceso: la obtención del pasaporte de la tierra de sus antepasados y la escritura
de Regreso a Sefarad.