Inspirada en una experiencia similar a la que corre su protagonista -la estancia durante cinco años del marinero escocés Alexander Selkirk en la isla desierta de Juan Fernández-, Robinson Crusoe se convirtió desde el mismo momento de su publicación en un éxito de público cuya constancia a lo largo del tiempo lo ha convertido en uno de los clásicos de aventuras por excelencia. Sin embargo, si bien posiblemente en su día influyera en ello alguna moda literaria y el aura de exotismo que rodeaba todo aquello que se hallara allende las costas oceánicas, el secreto de la persistencia de esta obra de Daniel Defoe (1660 -1731) se ha de buscar en la innata inquietud que anida en todo ser humano por averiguar sus propios límites, así como en la fantasía de afrontar y superar la aventura en una utópica libertad total.