Comienza con una sola rosa. Añade malvarrosas y caléndulas, girasoles y zinnias. Y ¡Voila! un hermoso jardín tranquilo y silencioso crece ante tus ojos. ¿Pero, quién hay escondido en la esquina? Sus imágenes cálidas e íntimas acompañan y complementan las palabras de manera tan ideal que los niños pasan casi sin notarlo de la imagen al texto, de la contemplación a la lectura.