Una de las mayores virtudes de los santos se manifiesta en un amor a la humanidad que les hace capaces de los mayores sacrificios. En la consciencia de este filantrópico amor radica la profunda fe en el papel intercesor de los santos, que a menudo se expresa en su influencia como patronos protectores y auxiliadores de enfermedades. Las antiguas tradiciones nos aportan datos acerca de la actuación de los santos y, sobre todo, de los numerosos auxilios prestados a enfermos y decrépitos. La selección de los hechos y leyendas que se transcriben en esta obra se ha hecho según las normas históricas en el terreno de la Medicina y de la Cultura. Es del todo natural que a la cabeza de todo estudio dedicado a los santos figure la Virgen María que, según concepto general de la Iglesia, es Señora de todos los ángeles y Reina de todos los santos.