La mayor tragedia política y social de la España contemporánea fue el fracaso de la Segunda República, un proyecto democrático que nunca logró cumplirlas expectativas generadas cuando los políticos republicanos llegaron al poderen abril de 1931.
Fue un fracaso innecesario. La Segunda República pudo ser un régimen perdurable y positivo para el país, que seguiría vigente en el día de hoy. De haber mantenido la neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, los beneficios habrían sido evidentes, así como los derivados de su posterior inclusión en el Plan Marshall de recuperación de la economía europea, a partir de 1947. Y España también podría haber sido uno de los socios fundadores, en 1957, del Mercado Común, la actual Unión Europea.
La quiebra del proyecto, en julio de 1936, fue el resultado de una serie de factores, el más determinante de los cuales fue la ausencia de cultura democrática por parte de la mayoría de los gobernantes republicanos.