Sitúate en los primeros años noventa. Los videojuegos arcade triunfaban en los salones recreativos mientras en el universo de las consolas domésticas, Sega y Nintendo mantenían una lucha encarnizada por ver quién lucía la mascota más molona: un fontanero aguerrido contra un erizo marchoso y resultón. Sin embargo, cuando el uso del CDROM amplificó las posibilidades gráficas y de capacidad de los videojuegos, los cada vez más extendidos PC y las consolas de nueva generación abrieron un nuevo frente: el diseño de juegos en 3D. Es entonces cuando una dama británica irrumpió en el panorama de los 32 bits para protagonizar su propio juego, toda una declaración de intenciones en un universo en el que la mujer apenas pasaba de mero reclamo o trofeo. Lady Lara Croft, la intrépida arqueóloga, con sus medidas imposibles y un ramillete de movimientos nunca vistos, había llegado a nuestros ordenadores y consolas para quedarse. Con la inequívoca influencia de Indiana Jones y a través de ruinas aztecas, tumbas egipcias, tenebrosas selvas tropicales, peligrosos canales y las más inverosímiles piruetas, la saga Tomb Raider y su protagonista han traspasado las pantallas para dejar atrás los píxeles y convertirse en un icono cultural tan controvertido como reconocible en todo el mundo. Ahora, veinte años después y con su leyenda más viva que nunca, la propia Lara se deja caer por Dolmen Games para contarnos su historia. Darío Arca