Viena, 1936. Una mañana, un alto funcionario del ministerio, casado con una bella y rica dama vienesa, abre una carta. Reconoce la letra azul pálido del sobre. Y esa caligrafía se hunde en su vida rutilante como la hoja de un cuchillo y la disloca de inmediato. En unas pocas líneas sumamente formales, la firmante solicita ayuda del poderoso funcionario para trasladar a una escuela vienesa a un muchacho alemán de dieciocho años. Sin embargo, para el destinatario, en esas líneas cifradas aflora un amor de muchos años, un amor enterrado con sumo cuidado. Y ese muchacho desconocido, ¿no será quizás un hijo ignorado? Las tremendas presiones a la hora de conjugar la propia vida con las exigencias de la sociedad, han alejado a este hombre, al elegante, impecable y cortés León de todos los elementos auténticos de su existencia, tanto de sus humildes orígenes como de aquella pasión inaceptable. Werfel consigue que confluyan el estudio psicológico y el análisis social de un modo perturbador de puro preciso, en este libro que se lee hoy como un amargo gesto de despedida de Viena y de toda la civilización centroeuropea. «Fábula estremecedora» (Rafael Conte, ABC); «Un prodigio de concisión» (Julià Guillamon, Avui); «Exquisita novela crepuscular» (J. E. Ayala-Dip, El País); «Un relato maduro y perfecto» (R. Sánchez Lizarralde, El Mundo).