A lo largo de su carrera, Gardner se ha interesado por la mente humana en general, y por las mentes de creadores y líderes en concreto. Ahora, al reflexionar sobre la suya propia, concluye que posee una «mente sintética» que le ha conferido la habilidad de analizar experiencias y datos procedentes de un amplio abanico de disciplinas y perspectivas. Gardner plantea que la mente sintética es especialmente valiosa en los tiempos que corren, y propone formas de cultivar una capacidad que probablemente sea exclusivamente humana.
En esta singular autobiografía, Gardner reflexiona sobre su propio desarrollo intelectual y sus revolucionarias aportaciones, al tiempo que repasa su evolución desde aquel niño enamorado de los libros que fue hasta convertirse en el renombrado profesor de Harvard que es, pasando también por sus épocas de universitario ambicioso y de estudiante de posgrado desilusionado.