Si hay algo más estúpido que licenciarse en Periodismo, ese algo es, sin duda, infravalorar las secuelas que el trabajo en un medio de comunicación puede causar en cualquier ser vivo con un mínimo de humanidad. La joven periodista Valentina Millán, temeraria y gilipollas a partes iguales, aterriza en un periódico local dispuesta a iniciar su camino como narradora de grandes historias con las que petarlo muy fuerte y ganar el Pulitzer. ¡Ay!, alma de cántaro. Entre frikis de pueblo, presiones políticas y sucesos surrealistas, Millán descubre que el camino de miserias que se abre ante ella es más jodido de atravesar de lo que sospechaba en la facultad.