Siempre es posible mejorar, pero hay que conocerse y cultivar hábitos que construyan las personalidad. También son necesarios los dones del Espíritu Santo y las virtudes teologales.
Siempre es posible mejorar, pero hay que conocerse y cultivar hábitos que construyan las personalidad. También son necesarios los dones del Espíritu Santo y las virtudes teologales.