El sombrero del oso no está y él lo quiere recuperar. Paciente y cortésmente, pregunta a los animales con los que se encuentra si lo han visto. Cada animal responde que no, algunos de manera más elaborada que otros. Pero justo cuando el oso comienza a desanimarse, aparece un ciervo y le hace una pregunta simple que despierta la memoria del oso y consigue que este renueve su búsqueda con deseo de venganza.