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10 ABR

Emigrar para vivir

Tito Casado acudió al espacio cultural de la librería La Pilarica a presentar el libro “El cerezo del cementerio” (Létrame Editorial), una obra en la que habla de su abuelo y de quienes se vieron obligados a emigrar y dejarlo todo atrás
Emigrar para vivir

Historia, miseria, represión… todo ello lo podemos encontrar en el nuevo libro de Tito Casado Agudín, “El cerezo del cementerio” (Létrame Editorial), una novela que se basa en la historia de su abuelo y de muchos otros que tuvieron que emigrar jóvenes en busca de una vida mejor. No todos lograron volver con éxito, y además en su vuelta tuvieron que hacer frente a una guerra y a la represión que vino tras ella. Este profesor cangués explica con detalle lo que aconteció aquellos años en la comarca del Narcea, como se ganaban la vida, lo que tenían que hacer para escapar de las represalias de los fascistas tras ganar la guerra y el misterio que envolvía a un árbol que se encontraba en el cementerio y que fue el culpable de algunos de los males que sufren los distintos protagonistas de la obra.  Además de la presentación, en el espacio cultural de la librería La Pilarica también se pudo disfrutar durante varias semanas de la exposición de fotografías que acompaña a la obra.

- El protagonista del libro es tu abuelo…

La mayor parte de lo que cuento en el libro ocurrió de verdad, le ocurrió a mi abuelo. Hay una gran parte que es biográfica y otra supuesta digamos… La última parte, la que coincide con su muerte, es la que tuve que cambiar algún dato.

- ¿Qué te contaba de aquellos años?

Me habló de la vida tan dura que llevaban los emigrantes, las condiciones en las que viajaban, los engaños continuos que sufrían… Tuvo la mala suerte de emigrar muy joven y solo. Vivió de una vida de peripecia, lo que no quería era volver con las manos vacías, no quería ser un “maleta vacía”.

- ¿Y por qué te decidiste a publicar el libro y contar su historia?

Siempre me llamó la atención la dependencia que tienen los jóvenes de la familia, en estos tiempos que se conoce todo y de internet… a la hora de la verdad tienen menos independencia de la que tenían aquellos mozos que eran analfabetos, les montaban en un barco y no sabían ni a donde iban. Mi abuelo era analfabeto, aprendió cierta cultura en La Habana. Esto me dio pie a investigar sobre el tema de la emigración a América. Entonces decidí novelarla y darle forma.

- ¿Su mala suerte tiene algo que ver con los cerezos del árbol del cementerio?

Aquellos tiempos, cuando las cosas no tenían una explicación siempre buscaban un factor relacionado con la providencia, el famoso castigo divino.

- Aquellos jóvenes eran mucho más luchadores que los de ahora…

Mi abuelo fue un superviviente. Luego consiguió una cierta posición social, compró el palacio y tenía muchas vacas, que en aquella época era como un signo de riqueza porque te daba la posibilidad de comer todos los días de manera abundante. Había una miseria atroz. Y, además, otro de los motivos de que se vieran obligados a emigrar era por evitar el servicio militar, buscaban evitar una muerte casi segura.

- Al libro le acompaña una exposición de fotografías…

Quería ambientar los lugares y las situaciones que vivieron; las diferencias entre los pueblos de Cangas a La Habana, una ciudad de las más cosmopolitas de América en aquella época.

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