Sus novelas hablan del paisaje y paisanaje asturiano, siempre con un toque de humor. Así logró en hasta dos ocasiones el premio “Xosefa Jovellanos” con El cuartu negociu y con En busca de Xovellanos. Así mismo, consiguió el Premio de Literatura Infanti-Juvenil “María Josefa Canellada” con la obra Les puertes del paraisu. Su último trabajo fue Folganza, donde reúne las columnas que escribió en prensa entre los años 1997 y 2001, hasta la reciente publicación de La reserva protexida de les Cuenques, que presentó en el espacio cultural de La Pilarica.
Hay que remontarse a finales de los años 90 para saber cuando nace la idea de hacer esta novela. “Fue por una serie de apuntes que fui tomando de gente de fuera de Mieres que venían aquí, y que me hacían ver una visión del concejo en la que yo no me reconocía en ella”, explica. Uno de los primeros que vino fue el director de fotografía de la película Pídele cuentas al rey. “En Rioturbio vio el sitio más guapo del mundo. Sacó fotos en casas, bares… Cuando vio la pintada del partido comunista le pareció algo grandioso”, señala. Una periodista muy ilustre también viajó a la comarca minera. “Después de atravesar Sama y sacar fotos dijo que en la vida estuvo en un sitio tan horrible, estaba alucinada”, indica Arias, que además señala que esto le sirvió para “ver la contra visión de las cuencas”.
Aunque el libro vio la luz recientemente, Ismael explica que la historia viene de muy atrás. “Está dedicado a Mario Antuña, que era el director de La Nueva España de las Cuencas por aquel entonces. Durante los veranos hacíamos una especie de pequeñas novelas y ahí fue donde creé el personaje de Mariano Requejo”, reconoce. A raíz de esto también surge el diario del viaje a Asturias de la gran protagonista del libro, Eleonnor Windstone. “Vemos la visión de las Cuencas que tiene una antropóloga americana”, comenta Arias. Y es que ella fue la encargada de hacer el reportaje que opta al galardón de la prestigiosa revista National Geographic, titulado “La casta de los prexubilaos de les Cuenques mineres asturianes”.
La historia se ubica en el año 2001, cuando los casos de corrupción en partidos políticos y sindicatos empezaban a aflorar. Aparecen personajes de la talla de Gabino de Lorenzo, Álvares Areces, Rodríguez Vigil, Campelo o el mismo Villa, cuyo nombre aún sigue en el candelero y con el que Ismael González Arias tiene una anécdota muy curiosa. “Yo estaba en la sexta planta del Huca con mi mujer y me pidió que bajara a comprar algo de comer. En la cuarta planta para el ascensor y entra Villa, en silla de ruedas, con la mujer y el hijo. Una vez dentro, levanta la cabeza y dice… mira, el de Cantadera – programa de música que Arias dirigió en la TPA-. Justo ese día había salido en el periódico que no podía ir a juicio porque tenía principios de Alzheimer y no reconocía a los testigos, pero me reconoció a mi porque seguro que me vio en la tele”, comenta.
En la televisión se podrá seguir viendo a Ismael González Arias, en los programas sobre música y folklore asturiano, pero para leer su próximo libro habrá que esperar algo más de tiempo, aunque él tiene claro que volverá a La Pilarica a presentar su siguiente obra. “La próxima vez que venga tiene que ser a presentar un poemario”, bromeó.
