En el libro de la periodista de La Nueva España, Ana Paz Paredes, Asturadictos: Guía para enamorarse de Asturias, aparecen un total de 54 destinos para conocer y disfrutar. Este nuevo trabajo de Paredes “está siendo todo un éxito, en especial fuera de Asturias”, reconoció Ana Roza, responsable de la editorial Delallama, en la presentación del libro en el espacio cultural de La Pilarica.
- ¿Cómo surgió la idea de hacer el libro?
Yo escribo en el periódico La Nueva España desde hace muchos años, hago periodismo de “caleya”, que es hacer información por los pueblos. A lo largo de este tiempo hice varias series: una se llama “Me quedo en el pueblo”, sobre los emprendedores rurales; otra es “La guía secreta de Asturias”, sobre sitios de Asturias para conocer de una manera más personal y “Asturias entre pucheros”, que es sobre bares de pueblo. Y además soy “caleyera” de nacimiento y los fines de semana me gusta mucho viajar por Asturias. Somos unos afortunados por poder disfrutar de la tierra todos los meses del año, que es lo que a mí me gusta. Así nació la idea de poner en marcha el libro, porque soy asturiana, me encanta “caleyar” y por mi trabajo como periodista.
- ¿Cómo fue el proceso para recopilar los 54 destinos?
Fue muy complicado, intenté que fuera algo equilibrado entre Oriente, Occidente y Centro. Es todo zona rural, no hay industria ni ciudades. Busqué playas singulares, brañas, zonas de media montaña, rutas sencillas para gente como yo... Cada sitio tiene su historia. No solo es un paisaje, también hay que hablar de la gente que lo habita. Mi objetivo fue enriquecer lo que estás viendo para vivirlo con más intensidad.
- ¿Te sigue sorprendiendo Asturias?
Siempre. Todavía estuve en los Oscos estos días y estaba encantada de escuchar los pájaros a las siete de la mañana. A Asturias hay que salir siempre esperando disfrutarla, y cuando la disfrutas siempre te sorprende.
- ¿Qué es ser un “asturadicto”?
Vivir con intensidad Asturias y sentir la necesidad de recorrerla siempre, cada vez más. Y es que Asturias es interminable e inabarcable.
- ¿Qué fue lo mejor de escribir el libro?
Fue descubrir a toda la gente que te escribe y que comparte contigo el mismo sentimiento, y que no necesariamente han nacido en Asturias.
- ¿Y qué se siente al recibir un premio en tu tierra (fue nombrada “Vaqueira de oro” en 2013 y fue reconocida por la Asociación de Artesanos de Asturias Alcuentros en 2018)?
Mucho orgullo. Aunque no lo sea, ejerzo de vaqueira. Por ello, este libro lo empiezo siempre desde el Suroccidente, un lugar muy poco conocido y terriblemente guapo, con unos recueros turísticos tremendos y con una cultura y un habla diferente.
- ¿Cómo ves el futuro de la zona rural y de Asturias en general?
Complicado. Yo creo que hemos convertido el hablar de la zona rural y el despoblamiento en una especie de alimento para los escritores y los periodistas. La realidad de los pueblos es otra, es que lo están pasando mal. Para que la gente viva en los pueblos necesitan una serie de cosas que, a lo mejor, en el siglo XIX no eran lo mismo. Ahora necesitan tener escuelas para los niños, sanidad cercana, buena comunicación por carretera, trabajo… Tampoco podemos pedir a la gente del siglo XXI que “haga pueblo” como lo hacía mi abuelo porque las circunstancias son totalmente diferentes.
- Por último, si tuvieras que quedarte con un destino de los que aparecen en el libro, ¿con cuál te quedarías?
No puedo quedarme con uno porque sería injusto. Yo tiro más a Occidente, siempre me gustó mucho la cultura vaqueira, me visto de vaqueira, pero me falta vestirme de aldeana y de cabraliega, que lo haré. Me identifico con todos esos trajes porque todos esos trajes son Asturias.
