Esta es la historia de un lector que se acabó convirtiendo en escritor, de un agente comercial del sector textil que escribió un libro de relatos… Se trata de José Luis Bustillo Garrido, que acudió al espacio cultural de la librería La Pilarica a presentar su ópera prima, “El silencio del coche cuando volaba” (Círculo Rojo Editorial). Una obra con mucha ironía y humor, un elogio a la lengua castellana y un brindis a la vida. Relatos que el autor escribió “muy a su gusto” y que “le gustaría olvidarlos todos los días para encontrarlos nuevos cada vez”.
Una vinculación con el mundo de la escritura que viene desde muchos años atrás. “Viene de la vida misma, ya había escrito cartas particulares y de empresa, que siempre me lo tomaba como si fuese un borrador e intentando redactar bien”, comenta el autor, que reconoce que “nunca me había planteado escribir un libro, surgió de manera natural”. La obra la comenzó a escribir hace tiempo y debido a un percance automovilístico. “Los relatos están redactados en 2009 y 2010. Todo empezó por una experiencia muy intensa en la carretera. Una experiencia que no tenía escrita, estaba en mi cabeza y se la había contado a varias personas. Cuando mi padre se estaba muriendo necesitaba sacar eso de la cabeza y me puse a escribir, surgieron en plan artefactos literarios particulares”, explica.
Los relatos versan sobre diferentes temas. “Algunos están en clave de parodia, desahogos políticos, de amor, de un crimen… por eso son tan surtidos. Cada uno nació como fue y tiraron para adelante cada uno a su manera”, indica. ¿Y por qué ese título? “Me pareció el más literario, que alguien lo ve en un escaparate y lo recuerda. Tenía otros títulos pensados, como “Las manos””, señala Bustillo. Además, en la portada del libro podemos ver la catedral de Notre Dame de París. “Me encanta esa ciudad. Me ceñí a un banco de imágenes que me ofreció la editorial y dentro de las que había, esta me pareció la más simpática”, reconoce.
Otra de las peculiaridades del libro la encontramos en el índice, que guarda relación con el mundo del vino. “Fue una ocurrencia, quería dar una estructura a las temáticas. Surgió en un segundo… poso, barrica, vino y remolino”, dice el autor. Un José Luis Bustillo que hace “un elogio a la literatura” en su trabajo. “Soy un gran lector y hay que redactar bien. También en la vida quiero tener un léxico rico”, apunta. Relatos que en un principio no estaba previsto que se publicaran. “Los escribí para mí, a mi gusto. Uno de ellos, el de la “Peonza” lo tuve quince años en la cabeza y durante todos esos años pensaba… el mundo se va a quedar sin conocer esto. Después de escribirlos todavía estuvieron diez años más en la memoria del ordenador. En julio del 2020, cuando la pandemia, mi mujer me convenció para que enviara los relatos a la editorial. Los revisé, los envié y me dijeron que eran válidos para su catalogo y que estaban muy bien estructurados”, señala.
Un libro que vio la luz en plena pandemia. “Yo no me siento un escritor, yo soy un particular que ha escrito un pepino de libro”, bromea. Y es que Bustillo reconoce lo duro que es escribir. “Cuesta sacar párrafos, cuesta mucho hacerlo bien”. Un mundo muy diferente al sector textil. “Yo soy agente comercial de ventas, un punto en común que tienen puede ser encontrar la palabra idónea en cada momento”, explica el autor, que no tiene pensado publicar más libros, al menos de momento. “A corto plazo no. A ver si suena la flauta y puedo publicar un segundo libro, pero no fuerzo la máquina para ello. Una cosa que enriquece mucho los contenidos es que los olvido, los dejo semanas y meses y luego cuando lo vuelves a abrir, piensas lo bien que está escrito y ves donde se pueden incluir más temas”, dice.
