Eran los años de bonanza en Asturias, con industria, trabajo y marcas propias que se abrían paso a nivel nacional. Uno de esos productos que fueron consumidos en muchas partes de España fue la cerveza el Águila Negra, tema del que versa el nuevo libro de Francisco Bustamante Alonso, “Los años dorados del Águila Negra”. Un trabajo en el que el escritor e investigador ovetense nos muestra la historia, la evolución, la época de esplendor y la decadencia de la cervecera asturiana, con datos y fotografías. Esta no es su primera obra de este tipo, ya que Bustamante ya publicó otros libros y artículos sobre enclaves arquitectónicos e históricos de Asturias.
Un escritor cuyas investigaciones se centran principalmente en la localidad de Colloto. “El Águila Negra fue muy conocido, no solo en Asturias sino también a nivel nacional. Fue muy importante para la localidad”, explica el autor, que apunta que “tuve mucha suerte en el proceso de documentación porque hubo mucha gente que me ayudó. Estuve sobre dos años para recopilar toda la información”. Para Francisco Bustamante uno de los datos curiosos de la cervecera fue que “la famosa chapa que llevan los refrescos y las botellas, durante un par de décadas la patente la tuvo en exclusiva el Águila Negra, a nivel de España solo podían envasar con chapas ellos”, comenta.
¿Qué significó para Asturias tener una de las cerveceras más conocidas? “Para Colloto fue fantástico tener una empresa tan grande, que llegó a contar con casi 300 trabajadores. Y más aquí que somos de tomar sidra, fue toda una revolución. Lo increíble fue el producto que elaboraron que se pudo mantener durante un siglo, y hubiera seguido de no haber caído en las manos equivocadas…”, señala el escritor. A partir de los años 50 fue cuando vivió sus mejores momentos. “Los años dorados llegan hasta finales de los 70. Traían a grandes personajes del momento, como campeones del mundo de billar, actores, como por ejemplo Carmen Sevilla, tuvieron equipo de fútbol o bolos, patrocinaron la Vuelta ciclista a Asturias y también estuvieron presentes en la Vuelta a España”, detalla.
Una empresa con trabajadores principalmente asturianos. “La mayoría eran de Colloto u Oviedo, y como dato curioso, desde 1909, aproximadamente, comenzaron a traer maestros cerveceros de Alemania para colaborar en el proceso de elaboración, una constante que se mantuvo hasta el cierre, prácticamente”, comenta Francisco Bustamante. Un cierre que no pudieron evitar las autoridades competentes de la época. “Yo creo que cerró – en el año 1992- por intereses creados, llegó Ruiz Mateos y a las dos semanas desapareció”, opina el autor, que apunta a que la clausura de productos y marcas como el Águila Negra o Kiber se debe a “la transformación industrial y a las necesidades de mercado, y también a la mala gestión de las empresas. Por ejemplo, el Águila Negra enviaba barriles a locales de ocio nocturno, que con solo decir que un barril les había salido mal, desde la cervecera les volvían a enviar otros cincuenta barriles sin comprobar que eso era cierto o no. Así es imposible que una empresa funcione bien”.
A pesar de que ya cerró hace tres décadas, la marca Águila Negra aún sigue presente en carteles de bares y otros negocios. “Salvando las distancias, es como el toro de Osborne, ya es algo muy nuestro”, dice orgulloso Bustamante. Un escritor ovetense que ve muy difícil que la cervecera vuelva al mercado. “No creo que se vuelva a hacer. Además, al Águila Negra le compraron la marca. Otras empresas que estaban ubicadas en la zona de Colloto también cerraron, como Coca Cola, Ibercalco, Industrias Cima… fueron las tres más potentes”, apunta.