Alicia en el país de las maravillas fue un cuento dirigido en principio a los niños, pero algunos libros van más allá y traspasan esa barrera para convertirse en historias universales para todas las edades. Éste es uno de ellos. Aunque Carroll lo compuso para los más pequeños, concretamente para Alicia Liddel, la hija de un amigo suyo. Desde que Carroll concibió la historia hasta nuestros días se han hecho muchas versiones y adaptaciones cinematográficas, pero en el cuento original, ilustrada por J. Tenniel, es donde podemos apreciar la obra en todo su esplendor. La aventura comienza cuando Alicia, sentada en un árbol, al lado de su hermana mayor que leía un libro, se aburre, pues no consigue entender por qué éste no tenía ilustraciones ni diálogos. De repente, pasa por allí un conejo blanco, vestido con una chaqueta y un chaleco, mirando constantemente un reloj de bolsillo y murmurando que llega tarde. A Alicia le entra la curiosidad y le sigue hasta introducirse detrás de él en su madriguera. A partir de aquí, se acaba el aburrimiento para la niña, quien se ve envuelta en un montón de aventuras, aparentemente sin sentido, en un mundo semejante al de los sueños, en el que incluso las cosas más disparatadas y absurdas parecen tan normales. Un libro hermoso, lleno de ritmo, que sigue siendo tema de actualidad y consigue cautivarte de tal forma, que hará que no abandones su lectura hasta el final, pues vivirás con Alicia un montón de aventuras sorprendentes, con unos personajes increíbles y divertidos.