Escribí este libro tras la muerte de mi padre, ocurrida en febrero de 2022. El libro contiene el relato personal de aquellos días, pero es también un ensayo filosófico sobre la muerte y el duelo. Me propuse dar palabras a mi duelo, porque muy pronto me di cuenta de que las palabras disponibles, convencionales, no me servían. Eso me condujo a revisar también las ideas sobre la muerte propuestas por algunos filósofos a los que había estudiado, especialmente Sören Kierkegaard, y a contrastarlas con mi propia experiencia. De ese modo descubrí que Kierkegaard y otros filósofos han hablado mucho sobre la muerte propia, pero han descuidado la experiencia de la muerte del otro y la importancia que esta tiene para nosotros. Por último, en algunas de las reflexiones que contienen estas páginas me pregunto por el significado que tienen la religión y el culto a los muertos para una persona atea como yo. «La muerte es la maestra de la seriedad», escribió Kierkegaard. Este libro sostiene que esta frase es correcta, pero que no conduce a las conclusiones que Kierkegaard extrajo de ella.