El 15 de septiembre de 1916, los soldados alemanes se quedaron petrificados al contemplar como monstruos de acero de treinta toneladas armados con cañones y ametralladoras avanzaban sobre sus posiciones en la batalla del Somme. Aunque la mayoría de los carros británicos fueron aniquilados, la irrupción de estos ingenios en la Primera Guerra Mundial provocó un terremoto a nivel mundial. El temblor se dejó sentir también en España, donde el Ejército quiso hacerse con los más letales vehículos.
Bestias de acero es el relato de cómo el Ejército español se dotó con sus primeros medios blindados y organizó sus unidades para las sangrientas guerras de Marruecos. Sin experiencias previas, tocó aprender sobre la marcha cómo se combatía en aquellas cajas talladas en acero. La Guerra Civil sería testigo del primer gran enfrentamiento de la historia entre carros de combate. La posguerra fue el tiempo de sobrevivir, aunque nació la primera gran unidad acorazada: la Brunete. Posteriormente vendría un periodo de pujanza, de modernización, de eclosión de medios y unidades. Y, tras años de vaivenes, hoy España dispone de un exiguo número de unidades, aunque excelentemente preparadas para afrontar las misiones que les sean encomendadas.