Nacida en una acomodada familia de Nueva York, Peggy Guggenheim decidió dejar su «ordinaria» vida y se marchó a Europa en 1921 en busca de aventura. Allí sembró las semillas de su trayectoria como una de las figuras más importantes del arte moderno, que catapultó a artistas como Brancusi, Cocteau o Kandinsky e inauguró las carreras de Jackson Pollock y Robert Motherwell, entre muchos otros.
Sus apasionantes memorias constituyen un retrato del mundo del arte de los años treinta en adelante, de los entresijos del coleccionismo y de la historia social y política del siglo XX, así como un divertido recorrido por la disparatada vida de esta mujer, en el que no faltan sus romances y amistades con las personalidades más destacadas de la época.