Edición conmemorativa en el 50 aniversario «No se lo pierdan, agótenlo». Juan Cruz, El País Hay en la experiencia de leer una felicidad y libertad que resultan adictivas. La lectura libera. Se extiende a leer la vida, a leer quiénes somos y en dónde estamos. Anima las conversaciones de lector a lector. Se contagia por los lectores en acción: padres, maestros,amigos, escritores, traductores, críticos, editores, tipógrafos, libreros, bibliotecarios y otros promotores del vicio de leer. La primera versión de Los demasiados libros apareció en Buenos Aires en 1972, hace más de 50 años. Con ésta, suman quince las ediciones posteriores en español. También se han publicado once traducciones al inglés (dos), portugués (dos), alemán, italiano, francés, croata, neerlandés, esloveno y estonio. Ha recibido menciones elogiosas en Argel, Ámsterdam, Baltimore, Bangalore, Bangkok, Barcelona, Berlín, Bilbao, Bogotá, Boston, Brisbane, Bruselas, Buenos Aires, Caracas, Chicago, Edimburgo, Estocolmo, Filadelfia, Fráncfort, Ginebra, Glasgow, Guadalajara, Helsinki, Houston, Kuala Lumpur, Lausana, Leipzig, Lima, Lisboa, Ljubljana, Londres, Los Ángeles, Madrid, México, Milán, Monterrey, Montreal, Nueva York, Quebec, Roma, San Francisco, Santiago de Chile, Santiago de Compostela, Sâo Paulo, Sevilla, Stuttgart, Sydney, Tokio, Toronto, Vancouver, Viena, Zagreb y Zúrich.Esta edición conmemorativa de los 50 años incluye tres textos nuevos.La crítica ha dicho:
«Su defensa de los libros es realmente estimulante. No es piadosa, es sabia; y su sabiduría se transmite con extraordinaria lucidez y encanto. Así habría escrito Montaigne sobre la vertiginosa y cada vez más dolorosa era de Internet. Que Los demasiados libros caigan en muchísimas manos». Leon Wieseltier «Los demasiados libros es, a los cincuenta años de su primera publicación, y considerando todas sus transformaciones, un clásico de nuestro tiempo. Un libro que hace más claro el mundo». Fernando García Ramírez, Letras Libres «Cada uno de estos ensayos (unos más breves que otros) se lee como una unidad, pero también cada uno dialoga con los demás en una estructura que hace del libro, como unidad, una obra perfecta». Juan Domingo Argüelles, La Razón de México