La publicación de Los disparos del cazador (1994) supuso un punto de inflexión dentro de la narrativa española de finales del siglo XX, y la confirmación de Rafael Chirbes como uno de los escritores más importantes de su tiempo. Narrada en primera persona por Carlos Císcar, un constructor que prosperó durante la posguerra gracias a una serie de negocios turbios, la novela reconstruye la historia familiar y social del narrador hasta llegar a la España democrática. Viejo, solo y retirado de la vida pública, Carlos trata de reconciliarse a través de su cuaderno con la memoria de un pasado lleno de conflictos y adulterios. Las miserias del narrador sirven de vehículo para que el lector conozca la mentalidad de una época y un lugar, el Madrid de mediados de siglo, en un fascinante juego de diarios cruzados entre los personajes principales de la novela. Con esta obra, Rafael Chirbes dio solidez a un proyecto narrativo que tiene en la reivindicación de la memoria colectiva una de sus bases fundamentales. Los disparos del cazador constituye una pieza esencial dentro de dicho proyecto, ya que sirvió de inspiración para novelas posteriores a nivel formal y temático, y supone una de las cimas artísticas de su creador.