Un grupo de viejos camaradas son convocados a una cena. Un día estuvieron unidos por un luminoso, aunque confuso, proyecto común: la revolución. Ahora, tantos años después, hacen repaso de sus existencias. El espejo del tiempo les devuelve la imagen de unas vidas vividas provisionalmente, y cuyo vacío se llena a menudo de culpa, desengaño, rencor o traición. Un constructor, un pintor que trabaja de vigilante en un hotel, una profesora, una publicitaria, un novelista fracasado que malvive vendiendo apartamentos a los turistas son los actores principales de una novela compleja y exigente. Las voces se suceden, matizan y contradicen unas a otras para tejer una tupida red de vidas cruzadas que se traban en un juego de contrapuntos revelador de las trampas de la memoria. Escrita desde un punto de vista en el que no caben los discursos complacientes, Los viejos amigos propone una reflexión sobre la condición humana y las posibilidades del individuo de intervenir en el curso de la historia, a la vez que saca a relucir las contradicciones que surgen del enfrentamiento entre las miserias privadas y el vacío de ciertos discursos ideológicos. «Esa visión crítica total de la España de nuestro tiempo que Rafael Chirbes comenzó con En la lucha final y culminó con La larga marcha y La caída de Madrid, continúa en Los viejos amigos, una novela dura que puede verse como la crónica devastadora de las ruinas de la utopía y la revolución» (Santos Alonso, Reseña). «Rafael Chirbes ha logrado, novela a novela, dar con el lenguaje, la estructura y el tono más adecuado para lo que pretendía contar... Su realismo es del mismo tipo que el defendido por el pintor Francis Bacon» (Fernando Valls, Quimera). «Revalida su categoría como uno de los novelistas españoles serios e importantes de nuestro momento» (Santos Sanz Villanueva, El Mundo). «Una sutilísima inteligencia narrativa puesta al servicio del testimonio y los sentimientos» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).