Es cierto que solo una democracia social puede decirse verdadera democracia, porque solo en ella los derechos de libertad son efectivamente disfrutados por todos los ciudadanos, sin que la diversidad de condición económica se traduzca en desigualdad política y reduzca los derechos de libertad a ser, de hecho, un privilegio de los ricos. Democracia social es, pues, aquella en la que los derechos políticos y los derechos sociales están en el mismo plano; en la que, podría también decirse, cierto grado de bienestar económico tiene el reconocimiento de un derecho político del individuo frente a la comunidad.