Así como Augusto Pérez, protagonista de Niebla, se rebeló contra Miguel de Unamuno, su autor, en lo que ya constituye un célebre momento de la historia de la literatura española del siglo XX, así Avelino Mera, uno de los caracteres de El sueño de la impostura, se rebela contra Marino, su muñidor y escritor protagonista de esta historia, amenazando con robarle la paz, la cordura y, en último lugar, la propia vida.Lo que en principio se le antoja a Marino un juego posmoderno en torno a la creación (redactar la primera novela que hace de la publicidad de un producto el leimotiv de sus páginas) acaba convirtiéndose, por derecho propio, en una inquietante (aunque siempre irónica) reflexión acerca de los límites entre realidad y ficción, verdad e impostura, vigilia y sueño, conformando un juego de espejos al que el lector asiste como un protagonista más de esta excéntrica peripecia a medio camino entre el vodevil valleinclanesco y la pesadilla kafkiana.