Como una metáfora de la vida, «El vuelo infinito» es el testimonio poético de las aves migratorias, que habitan entre dos puntos cardinales, norte y sur. El invierno esconde el futuro tras su paso y, en busca de sustento, emprenden su viaje. Una voz femenina representa la orquesta de aleteos que alza el vuelo con la bitácora de la memoria adquirida de sus antepasados y la valentía con la que han de afrontar la incertidumbre porque el cielo no tiene puertas.