Podemos rastrear su origen hasta el siglo VIII a.C., cuando breves inscripciones en verso comenzaban a aparecer grabadas en lápidas o piedras conmemorativas y terminaron por componer, a través de los siglos, todo un género literario. Pero el epigrama que aquí nos convoca específicamente es el que ya en el siglo I el poeta latino Marcial describió a las claras como «una poesía breve que termina con una broma picante».La presente edición, a cargo de Guillermo Galán Vioque y Miguel Ángel Márquez Guerrero, reúne dos libros de la llamada "Antología palatina": el libro V, compuesto por epigramas eróticos dedicados a mujeres, y el XII, que contiene la cosecha propia de Estratón de Sardes -"La Musa de los muchachos", poemas dedicados a efebos-, junto con algunos otros de temática también homoerótica.