Todo parecía listo para la cena navideña con mi familia. En cambio, pobre de mí, ¡qué Nochebuena tan increíble me esperaba! Recogí cientos de miles de quesitos al chocolate, un tráiler me aplastó la cola, y mi casa prendió fuego. Pero ¡cuántos roedores me ayudaron! Sí, en Navidad todos nos sentimos más buenos. ¡Qué bonito sería que ocurriera lo mismo todo el año!