LA HISTORIA ANTIGUA DEL concejo de Allande, en especial los dos siglos antes de nuestra era y las dos centurias primeras de la misma, ofrece unas características que, aunque resultan comunes a los territorios que lo circundan, configuran una singularidad en el ámbito del Noroeste peninsular. En este sentido la etapa previa a la presencia de los romanos, con su poblamiento típico (los recintos castreños, cuya vigencia se prolongará a lo largo del Alto Imperio), configura un tipo de organización en el marco de las comunidades astures, que la administración romana transformará, al menos en parte.
Eso significa que a la conquista del suelo seguirá la implantación de unos parámetros de organización del mismo por parte del Estado romano, para pasar a continuación a la explotación de sus recursos, completando de esta manera el proceso de colonización de la zona.
Aunque desconocemos hasta la fecha la implicación de este territorio en los enfrentamientos bélicos entre indígenas y romanos, sin duda el interés puesto de manifiesto por la administración romana con relación a los distritos mineros redundaría en una serie de cambios sustanciales en la organización de sus pobladores (los pésicos).
De esta manera los castros permanecen como centros de población, aunque resuelvan algunos problemas arquitectónicos (como la solución de las esquinas), al tiempo que los caminos de comunicación los pondrán en contacto con las cortas mineras correspondientes, facilitando de esta manera el acceso de la mano de obra indígena a los mismos.
Se pueden trazar así cuatro vías de comunicación de tiempos romanos en suelo allandés, que en parte seguirían el recorrido correspondiente a las corrientes fluviales más significativas (la de Cangas del Narcea a la Pola por el valle del Arganza y sus afluentes; la vía de Pola a Grandas de Salime o vía del Puerto del Palo; la vía del río del Oro y del Valledor; y la vía de Berducedo a Bustantigo).
A pesar de las similitudes que nos presentan en muchos casos, cada una de ellas ofrece sus peculiaridades con respecto a aspectos tan significativos como la producción en kilogramos de oro; la cronología de los aprovechamientos; la heterogeneidad de la mano de obra utilizada en las actividades mineras, así como en cuanto al poblamiento (junto a los castros, remodelados o no, tendejones o barracones de madera de carácter temporal); la administración romana de las explotaciones, centralizada desde el erario imperial; la salida del oro en dirección a la capital del Imperio; el régimen alimenticio; el impacto ambiental; los cambios en la organización indígena a consecuencia de su participación en dichas tareas...
Narciso Santos Yanguas, natural de Añe (Segovia), donde nació en 1949, simultanea estudios de Filología Clásica e Historia (especialidad Historia Antigua) en las Facultades de Filología y Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, donde se licencia en ambas especialidades en 1972.
Desde 1973 es docente de la Universidad de Oviedo, obteniendo la Plaza de Profesor Adjunto de Historia Antigua en 1978 y la de Catedrático de Historia Antigua Universal y de España en marzo de 1990.
Inmediatamente después de la lectura de su Tesis doctoral (Los pueblos exteriores al Imperio romano en Amiano Marcelino) en marzo de 1975, su dedicación preferente ha estado centrada en el análisis de la organización de las poblaciones prerromanas astures, así como del proceso de integración y/o rechazo que se opera en el marco de dichas comunidades al contacto con el mundo romano.
En ese contexto obtendrá desde 1989 a 1992 y desde 1996 a 1999 Proyectos de investigación financiados por el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Oviedo para el estudio de las vías de comunicación, el poblamiento castreño y la minería aurífera de distintos concejos del Suroccidente asturiano. Igualmente desempeña durante 10 años (de 1987 a 1996) la Dirección de Cursos de verano de la Universidad de Oviedo en la capital del concejo (así como otros 60 en Gijón, Tapia de Casariego, Astorga, Luarca, Luanco, Vegadeo, Campa Torres...).
Como resultado de ello ha salido a la luz casi un centenar de artículos que versan sobre dicha temática, así como los libros Asturias, los astures y la cultura castreña, Ed.KRK, Oviedo 2006 y Asturias, los astures y la administración romana durante el Alto imperio, Ed.KRK, Oviedo 2009.
De manera especial el análisis de este proceso de romanización se ha centrado en el Suroccidente de Asturias, donde no solo encontramos algunos ejemplos significativos de las transformaciones sociales desde el punto de vista de la organización político-administrativa de los astures sino también desde las nuevas perspectivas económicas que nos ofrece la dedicación a las actividades mineras auríferas (ver Asturias, los astures y la minería romana del oro, Ed. KRK, Oviedo 2011).
Se contextualiza así el estudio de la historia del concejo de Allande durante la Antigüedad, tanto en su etapa prerromana como romana, teniendo en cuenta que el trazado de los caminos romanos de comunicación se convierten en el hilo de unión entre los asentamientos castreños y los tajos y cortas mineras de la zona (algo común al resto de concejos que le rodean, que se hallan inmersos en el marco del filón esquistoso de oro del Noroeste peninsular y que serían explotados igualmente por la administración romana).