Joan Miró i Ferrà pasó a la historia como un artista total que lo abarcó todo: pintura, poesía, música y escultura. Desde pequeño trazó líneas y círculos inspirados en las constelaciones, germinando así un estilo que años más tarde lo convertiría en uno de los artistas más importantes del siglo XX. Para Miró, el arte significaba abrir ventanas, compartir experiencias y hablar un lenguaje universal.