Ricardo Tremp, directivo de un importante grupo inversor que acaba de adquirir la clínica Stella Maris, recibe la llamada de un antiguo compañero de instituto, que le da una noticia preocupante: un mendigo que dormía a la puerta de su casa familiar de Saucedal, abandonada desde que él se instalara en Madrid muchos años antes, se encontraba entre la vida y la muerte tras caerle encima parte de un balcón del inmueble