Disputada por flamencos y portugueses, reserva de diamantes y esclavos que se vendían en Brasil, el actual territorio de Angola tuvo en el siglo XVII una reina inolvidable y singularísima: Ginga. Guerrera decidida, gobernante lúcida y astuta, reconstruyó su reino varias veces, comandó ejércitos, negoció y batalló con las grandes potencias y con otros reyes africanos, tuvo una ardiente y voraz vida privada y hasta el final de sus días fue dueña de su destino.
En esta novela extraordinaria, con una prosa brillante y luminosa, José Eduardo Agualusa recupera un personaje tan inolvidable como desconocido hasta la fecha. Lo hace de la mano de un sacerdote nacido en Pernambuco, narrador de la historia y secretario de Ginga. Un hombre de fe decreciente que se interna en un territorio desconocido y es cautivado por una forma de vida que nunca imaginó. A través de su mirada descubrimos un mundo sensual, vital y descarnado, donde pese a la crueldad, la codicia y las reglas implacables del poder, se esconde la posibilidad del amor y la belleza.