La resistencia íntima es un atento y profundo ensayo sobre la condición humana. Su autor nos descubre de qué modo el auténtico cuidado de uno mismo da luz y calor a los que están cerca, protegiéndoles y sirviéndoles de guía en el camino. «Reconocemos que resistencia íntima es el nombre de una experiencia, propia de la comarca de la proximidad; comarca que no es visita de un día, sino habitual estancia. Pero hoy cuesta quedarse en ella. La proximidad no se mide en metros ni en centímetros. Su opuesto no es la lejanía sino, más bien, la ubicua monocromía del mundo tecnificado. Hemos visto cómo la cotidianidad y el gesto de la casa son importantísimas modalidades de la experiencia de la proximidad».