La Legión Azul fue hija de la División Azul, la unidad falangista que Serrano Suñer creó y que Franco "dejó" marchar al frente ruso, el que, a la postre iba a ser epicentro de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Este libro dibuja su historia, hasta ahora prácticamente ignorada. Y da los nombres de cuantos en ella es tuvieron, y transcribe sus datos personales y dibuja, en cuadros y en mapas, cuanto ella dio de sí. Y lo hace, como es propio del autor, de manera clara, lineal y, sobre todo, contextualizada. Porque los estertores de 1943 y primeros meses de 1944 fueron los definitivos. Hitler, en su cerrazón mental, había desechado la oferta del Kremlin de poner punto y final a la guerra de Rusia. Y ahora su Ejército pagaba las consecuencias. Y con él, un grupo de algo más de dos millares de españoles, que allí quedaron, en contraprestación por el retorno de la División Azul. No fueron los héroes míticos que algunos nos han querido hacer creer. Fueron hombres de carne, hueso y alma, que quedaron atrapados en un contexto atroz, brutal, el del "¡Matad, matad!" de Ilyá Ehrenburg. Quien había sembrado vientos, recogía ahora tempestades, y la Legión Azul tuvo que hacerles frente. Entretanto, España miraba hacia otro lado, el Aliado, pues, salvo algunos azules, Franco y su régimen nada querían saber ya de cuanto acontecía en Rusia. No en vano, día tras día, tomaba cuerpo el Untergang del Tercer Reich.