Durante cinco siglos, la lana de la oveja merina española se prestigia como una excepcional fibra textil, monopoliza los mercados internacionales, cotiza al alza en la bolsa de valores de Ámsterdam y constituye la principal fuente de divisas del reino. Esa afortunada -y envidiada- posición va a quebrantarse durante la guerra de la Independencia, cuando hatajos de reproductores salgan del país de camino a Francia, Inglaterra y Sajonia, y desde allí viajen hasta América y las antípodas.
España perderá el liderazgo en la producción de lana de alta calidad a medida que otros países se empeñen en una carrera de mejora genética del merino y de la finura y valor de sus vellones.
En las primeras décadas de este siglo, algunos ganaderos han apostado por recuperar el liderazgo que un día tuvieron nuestras cabañas, colaborando con criadores australianos en un fascinante viaje de regreso a la cuna ibérica del merino.
El autor, privilegiado testigo de toda esta empresa, nos invita a un documentado y seductor itinerario histórico desde los orígenes de la Mesta -y sus contextos socioculturales- hasta los más exigentes condicionantes de la industria lanera contemporánea.