José mira el sol de frente y piensa. Piensa en la mujer y en lo que el diablo le dijo sobre ella en la venta. Y piensa en el día en que las cigarras se callarán en al llanura y las ramas más finas de los alcornoques y de los olivos se tornarán piedra. Treinta años más tarde, José, hijo de José, mira el sol de frente y piensa. Piensa en la mujer de su primo y en lo que el diablo le va a decir al primo sobre ellos en la venta. Y piensa en el instante en que nada quedará, ni siquiera el silencio que guardan todas las cosas al mirarnos.
José mira el sol de frente y piensa. Piensa en la mujer y en lo que el diablo le dijo sobre ella en la venta. Y piensa en el día en que las cigarras se callarán en al llanura y las ramas más finas de los alcornoques y de los olivos se tornarán piedra. Treinta años más tarde, José, hijo de José, mira el sol de frente y piensa. Piensa en la mujer de su primo y en lo que el diablo le va a decir al primo sobre ellos en la venta. Y piensa en el instante en que nada quedará, ni siquiera el silencio que guardan todas las cosas al mirarnos.