En Moscú, en el cementerio que la extinta Unión Sovietica reservaba para sus héroes, junto a las tumbas de Ramón Mercader, el asesino de TRotsky, y Kim Philby, el famoso agente doble británico, se alza una sencilla lápida con una palabra en castellano: Patria. Ese nombre en clave oculta a Áfrcia de las Heras, la espía española más importante del siglo XX.