El libro que conmemora los veinte años de «Unidad de vigilancia lingüística», la sección más crítica, constructiva y divertida de La Ventana, Premio Ondas 2018.
El que tiene boca, se equivoca. Esa es la primera de las máximas de este libro. La segunda es hay que saber reírse de uno mismo y con los demás. En estas páginas encontrarás un compendio divertidísimo de gazapos lingüísticos, de meteduras de pata y de equívocos de políticos, personas relevantes y profesionales de los medios de comunicación de las últimas décadas.Errar puede ser una demostración de nuestra ignorancia o la piedra angular de la evolución de nuestro conocimiento, errar nos avergüenza o nos divierte, errar, en definitiva, no es que sea humano, es que es lo que nos hace humanos. Y por eso es algo que nos afecta a todos, independientemente de cuál sea nuestro bagaje cultural o intelectual.
Ni el mismísimo Emérito, ni presidentes del gobierno, ni las grandes voces del periodismo de este país se libran de pasar por la lupa del observatorio lingüístico de Isaías Lafuente y sus vigilantes. Una recopilación de los errores más memorables que recorre nuestra reciente historia, que te hará sonreír y, por qué no, aprender un poco más sobre nuestro idioma y comprobar que, pese a todo, frente a las visiones apocalípticas que profetizan su devaluación y destrucción, el español, como España, va bien...
«La Unidad de Vigilancia puede considerarse una especie de sección verde de la radio, que trabaja, en este caso, por la sostenibilidad de nuestra lengua, dentro de un ecosistema poblado por elementos hostiles. Somos conscientes de la prodigiosa y sofisticada herramienta de trabajo que manejamos, construida a lo largo de siglos por quienes nos precedieron, del privilegio que gozamos al poder disfrutarla y de la responsabilidad que tenemos cuando la utilizamos. Así que, al margen de procurar cuidarla, nos empeñamos en tratar convenientemente los desechos producidos, recuperando y reciclando lo que otros tiran a la basura por inservible o esconden por vergüenza. Y lo hacemos con un triple objetivo: hacer autocrítica, procurar aprender y corregir y, sobre todo, tomarnos este noble empeño con sentido del humor, el más eficaz para enfrentarnos a cualquiera de los sinsentidos que trampean nuestra existencia».
ISAÍAS LAFUENTE