Introducción: ¿Por qué escribo sobre Ángel Herrera Oria?
Capítulo I: ¿Por qué está mal visto un cristiano?
Capítulo II: Herrera, Azaña, Luca de Tena y Gil Robles.
Capítulo III: Herrera, Bergamín y Zubiri.
Capítulo IV: Herrera, Laín y Ortega.
Capítulo V: Fracasos cercanos: la ACNP, El Debate y el Ya.
Despedida.
Este libro no trata de un asunto religioso, tampoco teológico, sino de una sociedad que se determina por la exclusión. La cuestión del fracaso del ciudadano cristiano trasciende al propio mundo cristiano. Se trata del fracaso del ciudadano de España. Fracaso de los socialistas y comunistas, de los anarquistas y liberales, de los republicanos y monárquicos.
Y, por supuesto, fracaso de los cristianos españoles. ¿O es que acaso podemos ignorar que hay sectores actuales del cristianismo español que, aunque parecen rehuir todo tipo de exclusión ciudadana, pudieran acabar defendiéndola por
su tendencia dogmática a la integración de quien no desea ser integrado?
No es, sin embargo, el integrismo religioso la tendencia intelectual dominante en la sociedad española, sino el totalitarismo ideológico y político que excluye al cristiano
de la vida pública. De ahí que la obra política, ciudadana, del cristiano Herrera Oria sea aún actual. Vigente, en efecto, porque nadie mejor que Herrera estaría dispuesto hoy, en una época de doctrinarios y excluyentes, a rectificar sus
posiciones. Herrera fue derrotado múltiples veces, casi vivió instalado en el fracaso, pero siempre se levantó. Propagó con sencillez que la pertenencia a la Iglesia Católica exige fidelidad a la nación, a la ciudadanía.